martes, 19 de abril de 2016

LA MONJA CON LLAGAS




Sor Patrocinio, conocida también como la Monja de las Llagas y cuyo nombre de bautismo era María Josefa de los Dolores Anastasia de Quiroga Capopardo (San Clemente (Cuenca), 1811-Guadalajara, 1891), fue una religiosa española de la Orden de la Inmaculada Concepción, de gran presencia en la vida social y política española durante la segunda mitad del siglo XIX, debido a la influencia que ejerció sobre la reina Isabel II y su esposo Francisco de Asís de Borbón.

En compañía de la Reina Isabel II


A partir de 1830 sufre varias visiones místicas quedando muchas de estas experiencias reflejadas en su cuerpo. El jueves 20 de mayo del mencionado año, día de la Ascensión, le aparecen llagas en pies y manos, así como las de la corona de espinas. En el siguiente mes, el 8 de junio, dos días antes de la celebracíón del Corpus Chisti, Sor Patrocinio quedó en éxtasis y le habló el Santísimo Cristo de la Palabra, desde un lienzo casi olvidado que colgaba en la pared. El 13 de agosto de 1830, se le apareció la Virgen María bajo la advocación "del Olvido, Triunfo y Misericordias", de la que la monja recibió una imagen que llevaría consigo el resto de su vida.

Cinco años más tarde, procesada judicialmente por impostura, así como acusada de apoyar la causa carlista, fue sacada de su convento y, tras varios traslados, llevada a la Casa de Arrepentidas de Santa Maria Magdalena hasta que se dictó sentencia condenatoria por la que se la desterraba de la Corte. Por dos años vivió en un convento en Talavera de la Reina. Allí comenzaría a escribir el llamado Libro de Oro, cuyo título original era Mes de María Perpetuo.

A pesar de los intentos de sus detractores de acusarla de mentirosa y fraude, llegando incluso a querer implicar al papado para que dilucidara la cuestión no resuelta de los estigmas, Sor Patrocinio continuó manteniendo una estrecha relación con Isabel II y su marido Francisco de Asís, sobre los que mantuvo siempre una gran influencia y ejerció como consejera privada de los monarcas, defendiendo los intereses de las posturas más ultraconservadoras.

Estigma en manos

La causa judicial para averiguar el origen de las llagas que, por acción supuestamente sobrenatural, presentaba en sus manos, pies, costado izquierdo y cabeza, se inició el 6 de noviembre de 1835. El juez convocó a tres facultativos que, tras un examen y descripción minuciosos de dichas lesiones, se comprometieron a su curación, cosa que, en efecto, consiguieron. El 21 de enero siguiente, en presencia de J. Cecilio de la Rosa, Salustiano Olózaga y otros, así como de los aludidos profesores de Medicina y Cirugía, el célebre doctor Diego de Argumosa, y los doctores Mateo Seoane y Maximiliano González, se realizó un último reconocimiento del estado de Sor Patrocinio, certificándose oficialmente la completa cicatrización de sus aparentes estigmas pasionarios. Bajo juramento, la religiosa declaró la historia de los mismos: el fraile capuchino Fray Fermín de Alcaraz le había facilitado siendo novicia "una reliquia que aplicada a cualquier parte del cuerpo causaba una llaga que debía tenerse abierta para seguir padeciendo y teniendo tal mortificación, ofreciendo a Dios los dolores como penitencia de las culpas cometidas (...) mandándola aplicase a las palmas de las manos y al dorso de ellas, a las plantas y parte superior de los pies, en el costado izquierdo, y alrededor de la cabeza en forma de corona, encargándola muy estrechamente bajo obediencia y las más terribles penas en el otro mundo, que no manifestase a nadie de qué la habían provenido, y que si le preguntaban debería decir que sobrenaturalmente se había hallado en ellas".

Para intentar alejarla de Madrid y de su supuesta influencia en las voluntades de los reyes, es enviada a Roma para que sea estudiada su presunta fama de santidad; sin embargo, enferma en el camino y no puede llegar a Italia. Por orden del gobierno es trasladada al convento de las Hermanas Descalzas de Toledo. Más tarde en el convento de Montessat de Madrid funda la primera escuela para párvulos, de niñas pobres. 


Llegados al poder los generales Narváez y Espartero, es desterrada al Convento de Clarisas de Santa Catalina Mártir de Baeza

Antiguo Convento de Santa Catalina




Interior del Convento hoy convertido en viviendas sociales




El arzobispo de Toledo le ordena que se traslade a un convento en ruina en Tollelavega para que sea reformado. 

Después de cumplir esta misión, comienza la fundación de conventos, siendo el primero el de San Pascual en el Real Sitio de Aranjuez. En él tuvo lugar un segundo atentado sobre Sor Patrocinio, también con arma de fuego e igualmente sin efecto. A este convento le seguirían otros en La Granja de San Ildefonso en San Lorenzo del Escorial y Guadalajara. Durante este periodo se le atribuye el profetizar a  Nicanor Ascanio que iba a morir mártir.

En 1868 triunfa la revolución que hace caer la monarquía. El Cardenal Ciliria la envía a Francia para impedir que caiga en manos de los revolucionarios. Allí la monja continúa su misión fundadora. Escribe la regla de una nueva orden que sería aprobada por el obispo de París. Con la restauración de 1874, llega al trono Alfonso XII y se le permite el regreso a España, donde prosigue su labor fundadora, incluso durante el último año de su vida; fallece en el convento del Carmen de Guadalajara, en 1891. Su proceso de beatificación comenzó en 1907.

Convento del Carmen de Guadalajara


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Al Bayyasi el último emir árabe que tuvo Andújar

al-Bayyasi ayudó a Fernando III a tomar algunas localidades giennenses como Montejícar, Pegalajar o Mengibar. Pero antes de abandona...