miércoles, 20 de abril de 2016

MIGUEL DE LOS SANTOS Y LOS MILAGROS DE BAEZA



Miquel Argemir i Mitjà, conocido en religión como San Miguel de los Santos (Vich, 29 de septiembre de 1591 - Valladolid, 10 de abril de 1625), fue un religioso de la Orden de la Santísima Trinidad, que destacó especialmente por su vida espiritual y experiencias místicas.

Maravilló por la fenomenología mística que siempre le acompañó: éxtasis, levitaciones, milagros... de manera que se le llamó "el extático", porque realizaba vuelos extáticos cuando se hallaba en oración o celebrando la Misa. El acontecimiento más extraordinario que se conoce de su vida fue el cambio místico de corazón con Jesucristo. Fue un hombre de profunda oración y de gran amor a la Eucaristía. Escribió "Tratado de la tranquilidad del alma". Murió en Valladolid, había sido un hombre de luces para el gobierno de la comunidad, escritor ameno, místico y buen predicador. Murió diciendo: "Creo en Dios, espero en Dios, amo a Dios, me pesa, Señor, de haberos ofendido" después de haber padecido calumnias y meses de cárcel. Murió en Valladolid a causa de unas fiebres tifoideas. Está enterrado en el convento de Valladolid. Patrón de Vich.


Pio VI



El papa Pío VI lo beatificó el 24 de mayo de 1779 y fue canonizado por el papa Pío IX el 8 de junio de 1862.

Aunque en la mayoría de las publicaciones encontradas apenas dan importancia de su paso por la Ciudad de Baeza, la  realidad es muy diferente, solo por los años que estuvo en esta ciudad, sino que Miguel de los Santos tenía su corazón dividido entre las Ciudades de Baeza y Valladolid.

Ha sido a través de un libro que habla de la vida de Miguel de los Santos que consta de unos 300 folios donde he podido observar (tras horas de lectura) la devoción que sentía por esta ciudad, siendo correspondido de igual forma por los baezanos, de tal manera que incluso éstos remitieron carta a Roma para su beatificación.






No dejo de sentir cierta indignación por tales hechos, puesto que según queda de manifiesto en estos escritos el santo padre tuvo devoción tanto por Baeza como por Valladolid, donde vivió muchos años de su vida.

Ha sido fruto de la casualidad, cuando tras realizar otro estudio del desaparecido Convento de Nuestra Señora del Carmen di con este Libro sobre su vida y que ahora formará parte de un nuevo artículo de mi blog, para que los nombres de Miguel de los Santos y Baeza no permanezcan en el anonimato por mas tiempo.
En muchos de los casos, he querido mantener el mismo estilo de “expresión” utilizado en el libro para mantener su autenticidad.





Desde octubre de 1611 hasta 1614 practicó estudios en Baeza para posteriormente marchar a Salamanca.

A últimos de 1615 o primeros de 1616 volvió a Baeza por orden de los Superiores, que quisieron con esto dar gusto al P. Fray Pedro de Jesús, quien habiendo sido electo Ministro de aquel Colegio a mediados de septiembre de 1615, juzgó, aseguraba la felicidad, y acierto de su Ministerio, si lograba tener a Fray Miguel consigo.

Permaneció por algunos años en este Colegio de Nuestra Señora del Carmen, y obtuvo en él el oficio de Vicario, y allí mismo ejerció los de Confesor y Predicador bastante tiempo.


Convento Nuestra Señora del Carmen





Hallabase de Contentual en dicho Colegio, cuando por renuncia que hizo el Padre Fray Alonso de San Juan Bautista del Ministerio de Valladolid que obtendría, fue electo Ministro de este Convento por el Difinitorio General celebrado en Madrid a 24 de mayo de 1622.

Al año siguiente asistió al Capitulo General, que se celebró en Toledo a 13 de mayo, en el cual fue reelecto en el mismo Ministerio de Valladolid, en donde concluyó felizmente el curso de su peregrinación.
En el libro hace referencia con todo tipo de detalles cómo y donde se sucedieron los milagros, pero también cómo era su amor por Dios y cómo lo sentía en todo su cuerpo:
….. el amoroso incendio que ardía en su bendita alma redundaba con efectos maravillosos en el cuerpo. Abrasabasele este con tan extraordinarios ardores, que para mitigarlos deseaba echarse en un estanque helado, y ya que no lo reducía a efecto, hacia para este fin otros extremos admirables. Saliese al aire en tiempo de los hielos mas crudos, descubría el pecho, y aplicaba a él varios refrigerantes. Nunca bebió agua por helada que estuviese, que le pareciese medianamente fresca. Con no traer mas que un hábito, aun en las tierras, y estaciones mas destempladas y frías, estaba continuamente abrasandose.
Algunos que aún en tiempo de invierno llegaron a tomarle la mano por devoción, o amistad, advertían que estaba quemando por su extraordinario calor. Ni era necesario tocarle para experimentar este incendio; bastaba acercarse a su persona. Y en confirmación de ello dice Marcos González, criado en el Colegio de Baeza, viviendo en él el Bendito Padre, que llegando alguna vez a hablarle, aun en tiempo de invierno rigoroso, salía de él tan ardoroso fuego, que le era preciso retirarse al instante, por no poder sufrirle.






Aunque son varios los relatos del libro que nos habla de los milagros acaecidos en la ciudad de Baeza, sólo he querido hacer mención de uno de ellos, aunque al final del artículo, dejaré un enlace para aquellos que quieran leer “otros”, puedan hacerlo:

Hallabase en Baeza Doña Maria de Dávalos muy molestada de una calentura contínua, que habiéndola padecido por espacio de 2 años, faltaba poco para ser declarada por hectica; y aun en opinión de algunos ya lo era, sabiendo que había muerto de aquel mal una hermana suya. Hicieronla muchos remedios, pero todos en vano; lo cual visto por los Medicos, la dejaron por cosa desesperada. Viendose la enferma destruída de todo socorro humano, se determinó a importar el divino, por medio del Beato Miguel de los Santos, confiada en una reliquia suya que tenía. Estando en esto una noche se le apareció el Bienaventurado Padre, y la miró con rostro apacible y risueño. Fue tan eficaz esta visita, que desterró la calentura quedando desde ese momento libre de su mal y gozando en delante de muy robusta salud.
En Baeza fueron muchas las profecías de este género, prediciendo la salud de varios sujetos que se hallaban en gravísimas enfermedades. En tanto grado, que ya solia decirse allí comúnmente: Fulano no morirá de esta, porque asi lo ha dicho el P. Fray Miguel de los Santos. Y no solo profetizaba la enfermedad, y aun la muerte a los sanos….




Otro de los relatos que me han llamado la atención de éste Libro, es que Miguel de los Santos era propicio a no comer durante muchos días y existe un echo histórico relacionado con la Ciudad de Baeza que así lo confirma:….No había para el Bendito Padre en este particular día de Pascua, porque todos los hacia iguales en el rigor de la abstinencia. Ni cuando andaba de camino dejaba de observar el mismo tenor, como le sucedió en un viaje que hizo desde la Solana a Madrid. Acomodole el Prelado de sí vivía, encomendó, cuidase de él el carretero, que era hombre de bien, conocido y devoto suyo. Cinco días tardó en el camino, y en todo ese tiempo no hubo forma de hacerle probar bocado alguno; con notable sentimiento de aquel hombre, temiendo no se muriese, y se le achacase a él la culpa. En otra jornada que hizo de Madrid a Baeza, y duró 8 días, hizo lo propio. Y admirado de ello un sujeto que iba en su compañía, luego que llegó a Baeza, lo publicó a voces diciendo: “ Yo no sé si este Padre es persona humana, pues en todo el tiempo que hemos caminado juntos, no ha probado cosa alguna de comida, por mas instancias que para ello le he hecho”.
Como hemos ido observando a través de este artículo dedicado a Miguel de los Santos y su relación con la Ciudad de Baeza, realmente existió aunque muchos escritores lo hayan obviado hasta ahora:

BAEZA Y VALLADOLID

Frustaronsele con esta ocasión sus ansias a la devotísima Ciudad de Baeza, mas no por esto se olvidó de ella el caritativo Padre. Tenía en ella muchos hijos espirituales, que con sus sermones, exortaciones y consejos había engendrado en Jesucristo. Y ya que no podía vivir de asiento entre ellos para confirmarlos en sus santos propósitos, logró una vez de visitarlos, y fue cuando por los años de 1623, volviendo del Capitulo en que fue reelecto en Ministro de Valladolid, que pasó antes de ir a su destino a la Ciudad de Baeza, emprendiendo un tan largo viaje con mucho gusto, estimulado de la caridad con que deseaba el bien de aquellas almas. …..si bien a todos igualmente se extendía la caridad del Bendito Padre, con todo atendía mas especialmente a aquellos que tenía mas a su cargo, o más especiales obligaciones . Entre los cuales obtuvieron sin duda el primer lugar las dos muy nobles e ilustres Ciudades de Baeza y Valladolid, porque ellas fueron las que participaron mas de sus caritativos afanes cuando estuvo vivo, y las que después de su dichoso transito le han experimentado muy propenso a favorecerlas. Y sobre todo pueden estas dos ciudades tenerse por dichosas y felices, según lo que Dios reveló a una sierva suya, a quien su Magestad dijo que sería dichosa y feliz la tierra, donde Fray Miguel estuviese y morase.


               
Pasado poco tiempo, esto es, 2 meses después de la feliz muerte del Bienaventurado Padre, pidió y alcanzó la Religión las correspondientes Letras del Ilustrisimo Señor Julio Saccheto, Nuncio de su Santidad en estos Reinos de España. En virtud de las cuales, con autoridad ordinaria se hizo sumaria información de la santa vida, virtudes y milagros del Beato Miguel en Valladolid, Granada, Baeza y Vich, y otros parajes, y concluidas dichas informaciones, las aprobó su ilustrísima en 15 de julio del año siguiente: inmediatamente se remitieron a Roma y parecieron allí tan llenas y abundantes, que la Santidad de Urbano VIII, despachó luego a 25 de febrero de 1627 –remisiorales en forma, para que se hiciese de nuevo información plenaria. Y en estos segundos procesos, que se formaron con autoridad apostólica, se aprobaron respectivamente, y con grande abundancia todos los artículos del interrogatorio, deponiendo en el 335 Testigos, muchos de ellos de primera clase y lo que es mas, todos contestes de vista en la probanza de estos puntos mas esenciales de la causa. 12  años después de la dichosa muerte del Beato Padre, en el de 1637, siendo General de mi religión el M.R.P. Fray Isidro de San Juan, mandó abrir el nincho en que estaba depositado el santo cuerpo, y tubo la tierra satisfacción de hallarle incorrupto, y exhalando una fragancia de los Cielos.


Reliquia del húmero del santo, en la capilla de la casa natal de Vich


La ciudad de Baeza fue ciertamente de las que lograron esta felicidad mas de lleno. Toda ella con la predicación, y demás caritativos esmeros del Santo Fray Miguel se vió hecha un Santuario de devoción. De aquí provino el común sentimiento de aquella noble Ciudad, cuando el Bendito Padre fue de Ministro a la de Valladolid: y de aquí aquellas vivas, y extraordinarias diligencias, por ella practicadas a fin de recobrar un tesoro tan rico. Porque considerando esta Ciudad muy ilustre la mucha falta que la hacía un tal Operario, nombre por su agente al Doctor Don Juan Cerón




Fuente:

https://books.google.es/books?id=i45dxjwEZEYC&pg=PA55&dq=miguel+de+la+trinidad&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjjmZyizpnMAhWESRoKHfC1ANQ4ChDoAQgbMAA#v=onepage&q&f=false







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